La sexualidad es una fuente incesante de manipulación

A absolutamente nadie le gusta la magia más que a un Pequeño. aplaude eufórico, observa los trucos del Ilusionista con ojos bien abiertos y sorprendidos, ríe exaltado, brinca alegre y jamás se cansa de pedir más. El Ilusionista se nutre del entusiasmo del Pequeño, contento de recibir tantos elogios espontáneos.